Los sueños forman parte de la cosmovisión de las culturas originarias y ocupan además del lugar de las grandes revelaciones, el de los hechos cotidianos. Entre los guaraníes, por ejemplo, el instante de la concepción es anunciado al padre o a la madre mediante sueños.
El sueño es una presencia permanente en las culturas originarias de América: es presagio, explicación de fenómenos misteriosos, revelación divina, es medicina, canal de mensajes y es la vida misma que continúa en otro plano. Los sueños son considerados por las comunidades indígenas como una fuente de poder espiritual, que el hombre puede utilizar para adquirir conocimientos y sabiduría
Los toltecas, antecesores de los aztecas, habían desarrollado una gran variedad de disciplinas. Se los consideraba los inventores de la medicina y los primeros médicos herbolarios; fueron los grandes "conocedores de las piedras", dominaron todos los oficios y las artes, y también ellos inventaron el arte de interpretar los sueños.
Los aztecas del valle de México continuaron con esta tradición y son muchísimos los ejemplos que los cronistas nos relatan acerca del tratamiento dado a los sueños. Es en vísperas de la llegada de los conquistadores españoles, cuando un conjunto de oscuros presagios inunda a la tierra mexicana. El emperador Moctezuma trata por todos los medios de descubrir que es lo "que debe llegar" y entre otras medidas ordena que toda persona que soñara algo concerniente al fin del Imperio debía concurrir al palacio para relatarlo. Día y noche, emisarios recorren la ciudad y Tenochtitlán se convierte así en tributaria de sueños. Pero no viendo nada de bueno en los millares de testimonios que se aportan en ofrenda, Moctezuma hace matar a todo el mundo. Esta fue llamada la matanza de los soñadores. De improviso, la ciudad más grande del mundo se había transformado en un gran sueño que era preciso desentrañar. El mismo Moctezuma tuvo algunos sueños que presagiaron el fin de los aztecas y el suyo propio.
Esta presencia de los sueños continuó a lo largo de cientos de años, manteniendo casi en forma inalterable un rol central en la vida de las comunidades indígenas. Sucede entre las culturas originarias de la selva sudamericana, en las que los sueños ocupan, además del lugar de las grandes revelaciones, el de los hechos simples y trascendentes de la vida cotidiana. Entre los guaraníes, por ejemplo, el instante de la concepción es anunciado al padre o a la madre mediante sueños que comunican que ha sido gestado un hijo.
Entre los grupos aborígenes del Gran Chaco, sucede algo parecido. Los tobas explican -en una interpretación común a muchos grupos indígenas- que durante el sueño el alma se separa del cuerpo. El cansancio que a veces se experimenta al levantarse es porque el alma ha estado largo tiempo lejos del cuerpo y a veces tarda hasta un día en volver y ese es el momento en que el cuerpo recupera sus fuerzas.
En muchas comunidades los sueños son relatados a la mañana temprano -cuando se produce el despertar de la aldea- se comparten, e incluso los sueños de los niños son muy tenidos en cuenta.
Los espíritus suelen presentarse durante los sueños. En América del Norte, los mohaves del suroeste y los iroqueses del nordeste creen que los sueños son mensajeros del poder que emana del mundo espiritual, llegando luego a la persona. Los menominis de la región de los Grandes Lagos vivían respetando todas las señales de los sueños y si su significado no quedaba claro, se recurría a un anciano, porque se consideraba que al estar más cerca del final de la vida, estaba más próximo al mundo de los espíritus.
Muchos ritos de pasaje entre los adolescentes indígenas estaban vinculados a los sueños: entre los omahas existía el ritual llamado Nozihzho (dormir de pie) por el cual el adolescente permanecía en ayuno durante cuatro días. Se conectaba con su ser interior y con los mitos de origen de la comunidad. Se presentaba entonces la divinidad a través de un sueño, en el cual entregaba al iniciado un cántico que se convertía en un símbolo de la buena fortuna y que lo vincularía con los poderes del universo para el resto de sus días.
Sueños y chamanismo
El chamanismo es una institución íntimamente vinculada a los sueños. El acceso a esa jerarquía dentro de la comunidad puede darse por varios caminos: por herencia, iniciación o revelación. Por lo general, una revelación se produce a través de un sueño, en el cual algún personaje especial o una divinidad impone al elegido su nuevo destino. Entre los mapuches, la machi -mujer chamán-es consagrada por la comunidad luego de ese llamado y en ese momento debe expresar ante ella las palabras sagradas que le fueron reveladas durante el sueño.
Los chamanes asumen en la comunidad el rol de puente con las fuerzas espirituales. Invocan a los dioses y hacen descender su mensaje, diagnostican, interpretan los sueños y pueden curar a través de ellos. En muchas ocasiones, el diagnóstico de las enfermedades y el sueño van juntos. Los chamanes de algunas comunidades de Alaska toman del paciente una prenda de vestir y duermen sobre ella. Esto los faculta para determinar el carácter de la enfermedad.
La presentación en sueños del chamán y su intervención en la vida de la persona es otro tema recurrente. Existen muchos relatos acerca de cómo ellos pueden curar a través de esta técnica. Nosotros accedimos recientemente al caso de una mujer mapuche a la que se le presentó en sueños la última machi de Neuquén a la cual la mujer nunca había visto- y le indicó la medicina para su mal.
También el tema de dormir sobre prendas u objetos es reiterativo: algunas fuentes dan cuenta de que los jugadores mapuches practicantes del pallín solían pedir a la mujer chamán profetizar el resultado de una partida. Ella dormía sobre alguno de los elementos del juego y soñaba quien resultaría vencedor.
Los sueños pueden también entregar objetos concretos. María Grebe Vicuña cita algunos testimonios de machis que relataron como obtuvieron su kultrún el tambor sagrado- "me lo dieron por peuma (sueño) del wenu-mapu (tierra de arriba). Lo ví lleno de estrellas del cielo". ( María Ester Grebe V, 199..:14)
En recientes trabajos de campo en comunidades mapuche de la provincia de Neuquén, pude recoger el testimonio de una -mujer espiritual-, respecto a como habían obtenido el rewe o poste sagrado de la comunidad, "no por decisión de nosotros, sino que ese rewe jue' dao'por un sueño...", explicó la mujer.
Sueños y cosmovisión originaria
El líder sioux oglala Crazy Horse (Caballo Loco) era un hombre solitario, como los grandes líderes indígenas. Como Sitting Bull (Toro Sentado), iba constantemente a sus montañas elegidas a la búsqueda de visiones, en la ceremonia denominada The Vision Quest. En esos lugares sagrados, accedían a sueños y visiones reveladores en lo individual y lo comunitario. Se dice de Caballo Loco que creía que la realidad cotidiana sólo era una sombra del mundo real, que nada más podía descubrirse en los sueños. Esta visión poética del universo -también sostenida por los reyes de Texcoco en el México antiguo- planteaba la fugacidad de todo lo existente, la creencia en la vida como un sueño : "todo es como un sueño, como un plumaje de quetzal que se desgarra".
El controvertido antropólogo Carlos Castaneda en sus libros sobre Don Juan y la cosmovisión yaqui retomó el tema de los sueños desde una posición muy parecida: habla muchas veces de la "técnica de soñar" y explica que para un guerrero u hombre de conocimiento, los sueños son realidades y aprender a utilizarlos es parte de sus capacidades. Otro tema clave en Castaneda es lo que el denomina "el arte de ensoñar", como posibilidad de control de los sueños, dirigirlos y evitar que se desvanezcan. Esta técnica aparece también en algunos chamanes amazónicosquienes colocan ciertas plantas debajo de la cabeza para lograr un tipo de sueños determinado.
Creo que una aproximación al "arte de soñar" entre los indígenas sería entenderlo como inscripto plenamente en la cosmovisión de estos pueblos, en su manera de estar en el mundo y de relacionarse con él. Intuyo que recién adentrándonos en esa cosmovisión, podremos empezar a aceptar la posibilidad de que la naturaleza puede ser un lugar distinto al que habitualmente estamos acostumbrados y que lo que tradicionalmente entendemos por realidad es algo mucho más complejo, con planos y dimensiones diferentes, a los que se puede acceder a través de experiencias de ampliación de conciencia que los indios -y especialmente los chamanes- conocen muy bien. Para los occidentales es muy común sentir permanentemente las incoherencias o lo contradictorio como excluyentes; para el mundo indígena en cambio, uno de los sentidos de la existencia radica en la búsqueda por encontrar armonías y complementariedades, viendo a las cosas, a la personas y a los demás seres vivos en una interrelación constante, formando parte de totalidades. Desde esta perspectiva los sueños son incorporados a la vida cotidiana, no son algo separado del mundo "ordinario" de la persona; los espíritus del bosque conviven con los humanos; la naturaleza es "mágica" y sus criaturas pueden dialogar con nosotros.
El mundo de los sueños es para los indígenas algo tan vasto como su cosmovisión, y seguramente encierra claves acerca del concepto de realidad que sin dudas nos puede ayudar a entender un poco más de nosotros mismos.
El trabajo recién empieza, y coincide con un proceso de apertura y acercamiento mutuos. Finalmente, quiero transcribir dos pensamientos muy breves de indígenas acerca de los sueños. El primero es de Alce Negro, el hombre de conocimiento sioux, que dijo: "Algunas veces, los sueños son más sabios que la vigilia" . El segundo es de los mapuche, y en realidad es más un deseo que un pensamiento, y que muchas veces lo decían al despedirse de alguien. Ellos decían... "y que todo nos suceda como en la felicidad de un sueño..." Que así sea.
Los suenos son puertas abiertas para entender el inconsciente.
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